lunes, 29 de mayo de 2017

Tumbas excavadas en roca de Carboneras Altas (Torrecampo).

En los Pedroches la mayor concentración de tumbas talladas en la roca viva, y que pasan a formar parte del paisaje antrópico, está en la parte más septentrional, destacando el término de Torrecampo, donde se concentran 41 de las 93 que hasta el momento llevamos contabilizadas el amigo Román Domínguez y yo (concretamente, en las históricas Siete Villas de los Pedroches y la dos que surgieron después de ellas, Conquista y Cardeña).
     El grupo del que se va a tratar se encuentra en Carboneras Altas, once kilómetros y medio al este de Torrecampo y cinco al noreste del castillo de Almogábar. Unos tres kilómetros al norte se encuentra el río Guadalmez, la frontera entre las provincias de Córdoba y Ciudad Real. Estas sepulturas talladas en la roca viva no están incluidas en los dos artículos que sobre las mismas escribió D. Esteban Márquez Triguero en 1985 y 1993, aficionado a la Historia y fundador del actual Museo PRASA de Torrecampo.


     El conjunto esta formado por cinco sepulturas. Tres se encuentran labradas sobre un lastrón granítico y a pocos metros unas de otras (Nº I, II, III), próximas al corijo de Carboneras Altas. La cuarta se sitúa en una meseta al SE de las primeras, mientras que la quinta está al sur y próxima a un arroyo. Forman un triángulo isósceles de 400 m de lado y 350 m de base



     Como se puede apreciar en el mapa geológico,

 
el conjunto se encuentra casi en el límite del batolito granítico de los Pedroches (de color rosa en el mapa) con los materiales sedimentarios del Carbonífero que lo orlan por el norte (de color gris). Es decir, se encuentra en un ecotono, en el lugar de encuentro de dos ecosistemas diferentes (en el decir popular, la "saliega" granítica y la "Pizarra"), lo que permite el aprovechamiento de ambos.
     También debe destacarse la existencia algo más de un kilómetro al norte de tierras del Terciario ("raña", de color amarillo), al norte del arroyo Navaluenga, con una alta capacidad cerealística.
     Esta zona de contacto es también rica en minas, como también se refleja en este mapa. Además, apenas dos centenares de metros al oeste del grupo de tres discurre el camino de los Molinos de la Rivera, es decir, el antinguo camino del Armillat, la principal vía de comunicación entre Córdoba y Toledo durante el periodo califal.
     Unos trescientos metros al norte del cortijo, y doscientos metros al este del camino del Armillat, sobre una pequeña meseta se aprecian restos de hábitat, en concreto fragmentos de cerámicas y tégulas caracterizados por sus gruesos desgrasantes, y restos de cimentaciones.

Descripción.

     Cercano al ecotono (o "raya de la Pizarra") abundan poderosos roquedos graníticos, por lo que sobra "materia prima" para tallar las sepulturas.
     Las nº I, II y III se encuentran en un roquedo próximo a un pequeño arroyo, afluente del Navaluenga que, a su vez, es tributario del río Guadalmez por su margen izquierda. Las dos primeras se asemejan a un sarcófago, sobre todo la nº II, mientras que la tercera apenas resalta de la lastra en la que se talló.



     La nº I está muy deteriorada, habiendo perdido buena parte de su cabecera.



     Mejor conservada está la nº II, que muestra una planta antropoforma, es decir, con las zonas del cuerpo y cabeza bien diferenciadas. Para marcar la cabecera y pies emplea el mismo método que en las de la necrópolis de la Haza de las Ánimas, dejando sin tallar cubos en las cuatro esquinas.




     La nº III está prácticamente soterrada, por lo que es difícil de establecer su forma en tanto no se limpiase de tierra, aunque no parecen percibirse los cubos sin tallar en las esquinas que definen las tumbas antropomorfas de la comarca. (Como ya nos ha ocurrido en otras ocasiones, las sombras de las vecinas inmeditas no favorece la claridad de las fotografías.)




     A unos cuatrocientos metros al SE se encuentra la nº IV, y si bien las tres anteriores están en el pequeño valle del arroyo, ésta se halla sobre una meseta elevada con una gran visibilidad al norte y al oeste.


     Su fisonomía es bastante peculiar, pues en las esquinas no se dejan unos cubos sin tallar para resaltar la figura humana, como los que se ven en la nº II, sino que la forma de labrar configura como unos espacios en forma de media luna en los extremos del eje longitudinal. En absoluto su planta se puede relacionar con la forma humana, sino que parece definir un pequeño espacio diferenciado dentro de la misma sepultura. No conocemos ninguna otra (al menos por ahora) en el NE de Córdoba con estas características. El lugar elegido tiene, como decimos, una vista dominante, pero el roquedo elegido para tallar la roca es de pequeña altura, sin la impresión de sarcófago incrustado en el terreno que tiene la nº II.




     También es muy peculiar la nº V. Se encuentra aguas arriba del mismo arroyo junto al que se encuentran las tres primeras. Está también casi enterrada, pero se vislumbra una planta trapezoidal o rectangular, es decir, que no se presenta forma antropomorfa. Lo que destaca es que está a los pies de un gran roquedo de metro y medio de altura, una gran masa de granito que podría albergar docenas de sepulturas que podrían destacar, como en la Haza de las Ánimas.


Sin embargo, decidieron hacerla en el suelo, donde pasa casi desapercibida. En las circunstancias actuales es difícil de ver incluso en el propio terreno, por lo que marco su situación en las fotografías. La impresión que da es que está relacionada de algún modo con el gran peñón en que se encuentra. Una relación de respeto y de subordinación. Es solo una impresión personal, pues considero que no se deja al azar algo tan importante como el lugar donde una persona va a pasar el resto de la eternidad, y más cuando exige un considerable desembolso de recursos.




¿Por qué, para qué, para quién, cuándo...?

     La copiosa bibliografía que han generado las tumbas excavadas en la roca se ha centrado, casi exclusivamente, en ellas mismas, sin prestar atención al contexto histórico en que se desarrollaron. El estudio se basaba solo en el aspecto tipocronológico, es decir, la época en que se elaboraron a partir de sus formas, pero entiendo que el oficio de historiador no puede limitarse a labores meramente descriptivas, sino que es necesaria una interpretación sobre su existencia que pueda integrarse en los procesos históricos. Afortunadamente, hay excepciones, autores que han superado estos esquemas meramente formalistas y cuyos análisis permiten avanzar en el conocimiento de este tipo de manifestaciones arqueológicas tan abundantes en el territorio peninsular. Entre estos autores debo destacar a Jorge López Quiroga e Iñaki Martín Viso.
     Cuando comenzamos a estudiar este tipo de sepulturas en el norte de Córdoba teníamos claro que había que integrarlas dentro del paisaje social y del contexto de la época en que se hicieron, de ahí la importancia de la cronología, cuestión en la que Jorge López Quiroga ha indagado en profundidad.
     Por su parte, el profesor Iñaki Martín Viso (2012, 168-ss) plantea un modelo de estudio basado en "entender las tumbas como parte de un sistema territorial más complejo y dentro de un código cultural, repleto de referencias para los habitantes". El territorio en que vivían las comunidades rurales altomedievales "estaba lleno de referencias a antiguos propietarios o pequeñas historias locales, denominado a partir de microtopónimos que se refieren a esa memoria, que lo dotaban de un contenido simbólico, cultural... Una hipótesis factible es que las tumbas excavadas en roca se encontrasen en el centro de esa memoria social campesina basada en la construcción de un paisaje, es decir, de un espacio percibido y cargado de significado cultural por parte de los autores sociales. Por lo tanto, los espacios funerarios funcionaban como instrumentos que generaban y administraban la memoria de los antepasados, una memoria que servía para crear una identidad familiar o comunitaria--- [Los espacios funerarios] se sitúan en un territorio, en un emplazamiento deliberadamente elegido, y se asocian a las familias que entierran a sus difuntos y que les recuerdan". En este tipo de análisis es necesario el "estudio de las relaciones de los sitios con tumbas excavadas en roca con otras realidades del territorio, con el objetivo de comprender mejor cómo se articulan los espacios funerarios dentro de la estructuración de un paisaje", como son los asentamientos, núcleos de poder, centros de culto, vías de comunicación, potencialidad de explotación económica...
     También se puede realizar el estudio desde términos de poder. Para algunos autores este análisis ha de realizarse en función de la riqueza de los ajuares funerarios, pero, además de ignorar si hubo siquiera ajuares en su interior, creo que es este caso el propio continente denota poder, pues su confección en la dura roca granítica sin herramientas de acero suponía una gran inversión de recursos, al necesitarse al menos de tres a seis meses para labrar una de ellas. Un tiempo y unos medios muy superiores al tipo de tumbas más frecuentes en la comarca de ese periodo, fosas excavadas en el terreno revestidas lateralmente por lajas y cubiertas por lastras de granito. Por ejemplo, en sus excavaciones de 1921-1935 Ángel Riesgo contabilizó 23 tumbas excavadas en la roca (todas abiertas cuando él las vio), mientras que excavó tres centenares de sepulturas de fosa tipo cista.

     El primer aspecto a tratar es el cuándo. En numerosos artículos se da por supuesto su carácter medieval, presumiendo (como antes el valor en el servicio militar) una cronología de los siglos IX-XI. Se llega a denominarlas como "mozárabes", al dar por supuesto que fueron creadas por cristianos durante el tiempo de al-Andalus, mas en el yacimiento de Marroquíes Bajos (Jaén) se descubrieron tumbas excavadas en la roca con los inhumados según el rito islámico durante el tiempo del Emirato.
      Entre finales de la década de los sesenta e inicios de los setenta del pasado siglo, el profesor Alberto del Castillo Yurrita realizó diversos trabajos de investigación en sepulturas excavadas en roca en Aragón, Castilla-León y Cataluña. Denominó "olerdolanas" a las sepulturas antropomorfas. Su trabajo se basó en las distintas formas que tenían las sepulturas, que, según Alberto del Castillo, surgieron en momentos distintos: las antropomorfas (u "olerdolanas") en los siglos IX-X, pero las que tenían otro tipo de planta (rectangulares, ovales...) serían de siglos anteriores. En concreto, escribió (del Castillo, 1970, 838): "Esta forma de tumbas ["olerdolanas" o antropomorfas] parece privativa hispánica y hay que situarla en relación con la Reconquista y la Repoblación. Conocemos tumbas excavadas en la roca de época tardorromana y visigótica. Pero son de forma rectangular o bañera, no antropomorfas". Ponía como ejemplo la tumba en forma de bañera junto a la iglesia de Sans Vicens de Obiols, en cuyo interior había una moneda de oro de Egica (697-702), que relacionaba con el ritual pagano del pago al barquero Caronte. Pero no son pocos, como decía, los que han tomado la parte por el todo, y adjudicando una cronología de los siglos IX en adelante a todas las sepulturas.
     Las propuestas de orden tipocronológico se han ido abandonando, como opina Iñaki Martín Viso, ante "ante la convivencia de formas diferentes en el mismo yacimiento, la ausencia de datos estratigráficos que soporten dicha afirmación y la preponderancia de las tumbas antropomórficas". Por el contrario, Jorge López Quiroga cree que es válido el postulado básico de Alberto del Castillo: tras analizar minuciosamente la cronología de numerosos yacimientos con este tipo de sepulturas, rechaza la relación que estableció del Castillo con la Repoblación de la reconquista; considera que las de planta no antropomorfa aparecen en el siglo VII, mientras que las antropomorfas lo hacen a partir del VIII, estando ligada su forma al cristianismo y la creencia en la resurrección íntegra del cuerpo.
     Podemos quedarnos con una idea básica: las sepulturas excavadas en la roca aparecen en la Península Ibérica en tiempos de la Hispania visigoda, al menos en el siglo VII, como ya adelantó en 1998 González Cordero en su estudio de las tumbas excavadas en roca de la provincia de Cáceres.

     En cuando al por qué y para qué, empeñados los humanos en buscar un buen acomodo para la otra vida, o esperar la resurrección, desde tiempos del Antiguo Egipto los sarcófagos se convirtieron en unos prácticos vehículos para tal fin. Fenicios, etruscos o romanos también los emplearon.
     En los tiempos del Bajo Imperio las élites emplearon unos magníficos sarcófagos. En Hispania no solo se importaban desde Italia, sino que se desarrollaron en la península talleres para satisfacer esta demanda de gentes que querían mostrar su estatus mediante ellos.
     Pero a partir del siglo V se producen enormes transformaciones, dando fin a las estructuras de poder centralizado que, al menos en teoría, habían marcado el periodo imperial: las invasiones de los pueblos bárbaros (digo bárbaros y no germanos porque uno de estos pueblos, el alano, no tenía orígenes germánicos) y el fin del Imperio Romano de Occidente en el año 476. Tras su derrota ante los francos en la batalla de Vouillé (año 507) los visigodos entraron masivamente en la península, aunque tardaron tiempo en consolidar su dominio, hasta que el rey Recaredo entabla una alianza con el mayor poder local, la Iglesia, en el III Concilio de Toledo (589).
     En los amplios territorios que quedaron fuera del control directo de los suevos o visigodos, o en los lugares donde no se restableció el poder romano tras las invasiones de comienzos del siglo V, las élites locales asumieron el poder, con el objetivo de organizar los recursos, mantener el principio de autoridad, dando visibilidad al mismo, y sometiendo a la población al mismo. Un buen ejemplo lo constituye la ciudad de Córdoba.
     Tras el breve periodo de presencia de los vándalos en la Bética, Córdoba se mantuvo prácticamente independiente desde mediados del siglo V. Se enfrentaron al rey visigodo Agila (año 550), al que derrotaron, matando a su hijo y apoderándose de parte de su tesoro. También resistieron los embates de su sucesor, Atanagildo (556-557). Fue finalmente el rey Leovigildo quien se apoderó de la ciudad a sangre y fuego en el 572, acabando con la autonomía de los cordobeses.

     Parece ser que las primeras sepulturas talladas en la roca aparecieron en ciudades del norte de Argelia entre los siglos V-III a.C., posiblemente por influencia de los sarcófagos antropomorfos fenicios, muy de moda entonces. La costumbre se mantuvo en el lugar durante el periodo romano hasta que en los siglos VI-VII d.C. saltan a la Toscana italiana, algunos lugares de Francia y la Península Ibérica.
     Creo que su aparición en Hispania se explica por la conjunción de varios factores. Por un lado la desaparición de los fastuosos sarcófagos tardorromanos, pero manteniendo las élites la necesidad de mostrar una forma de enterrarse de un rango superior al del común de las gentes, pues, como considera el profesor Iñaki Martín Viso, "los rituales de enterramiento deben vincularse con procesos de formación y desarrollo de una memoria social relacionada con la construcción de identidades de diverso cuño". En este tipo, que se observa en el grupo de Carboneras Altas, de un número reducido de sepulturas aisladas, "puede hablarse con bastante certeza de la presencia de innumaciones aisladas y diferencias, que deben probablemente asociarse con enterramientos de carácter familiar que se perpetúan en el tiempo, dada la conocida tendencia a la reutilización de estas tumbas... Son lugares que configuran una memoria asociada a las familias, con criterios de elección condicionados por sus propias necesidades" (Martín Viso, 2012, 168 y 171).
     Cuando las tumbas labradas en la roca se extienden por la península, a mediados del siglo VII, el poder ya no se manifestaba porque los mayores propietarios participaran de las tareas estatales, sino que el poder era la posesión de la tierra. (Por esta razón los grandes propietarios prefirieron pactar uno a uno, defendiendo sus intereses personales, con los invasores islámicos, antes que presentan un frente común contra ellos.) Son tiempos de competencias y conflictos entre los diferentes poderes, y las necrópolis se constituyen en escenarios simbólicos de esta rivalidad social, con una activa función competitiva en el mundo de los vivos. Algo que se representaría en una persona o familia con la capacidad suficiente para mantener a varios artesanos durante meses para tallar una costosa tumba en el duro granito.
     Se ha propuesto que este tipo de sepulturas en roca, aisladas, dominarían visualmente los lugares más productivos, reafirmando el control de las mejores áreas de producción. En el caso de Carboneras Altas se podría considerar para la nº IV, pero en absoluto la nº V,  estando en el valle de un pequeño arroyo y eclipsada por la gran masa del peñón junto al que se sitúa; en realidad, los espacios productivos en ese lugar no son demasiado dispares.
     En el caso de la nº V me planteo si el lugar elegido pudiera estar relacionado con cultos paganos, pues el canon II del XVI Concilio de Toledo (año 693), al tratar de los "adoradores de ídolos" (idolorum cultoribus) citaba expresamente a los "veneradores de las piedras" (veneratores lapidum). A finales del siglo VII el cristianismo aún no había conseguido implantarse por completo en todo el territorio del Reino de Toledo, debido en gran parte, como se afirmaba en el tomus de dicho Concilio, por el escaso interés y cualificación del clero. Es solo una conjetura.
 


martes, 29 de noviembre de 2016

TIPOS DE CAMINOS PÚBLICOS PARA SENDERISMO Y BTT

A lo largo de la historia, los humanos y animales nos hemos desplazado por el mundo buscando lugares con las condiciones idóneas donde poder vivir. Con el nomadismo el ser humano caminaba de una zona a otra del planeta por razones de subsistencia en busca de alimento para él o su ganado. En ese trasiego fuimos creando rutas comerciales una vez nos convertimos en una especie sedentaria.
Con el devenir de los tiempos, se fue creando una red de comunicación, que es principalmente la que hoy usamos para desarrollar nuestras actividades de ocio y deporte en la naturaleza. En esta entrada intentaremos explicar y ordenar a groso modo, que tipo de viales públicos tenemos en España para realizar actividades lúdico-deportivas.

Pero antes de nada debemos diferenciar los dos tipos de caminos públicos que podremos encontrar en el medio, aquellos que están destinados a un "uso público" y los que están destinados a un "servicio público". Los primeros son de libre uso por los ciudadanos para realizar el paso de ganado, senderismo, bicicleta, monturas y comunicaciones rurales, los segundos son aquellos destinados a la gestión de alguna infraestructura pública y en los que el acceso se realiza solicitando permiso previo a la administración competente, como son por ejemplo los caminos de embalses, canales de riego, autopistas, faros costeros o fincas forestales de gestión pública.

VIAS PECUARIAS

La red de Cañadas Reales, aquellas rutas trashumantes por las que viajaba el ganado de norte a sur, fue uno de los primeros bienes de interés público creados en España, dando lugar a las Cañadas Reales del Consejo de la Mesta.
Cañadas Reales en España. Imagen: Wikipedia
Pero la red de vías pecuarias no solo se compone de cañadas que cruzan el país, también pueden ser caminos de ámbito autonómico, provincial o local . Cuando transitamos por una vial , este puede variar en el ancho y dependiendo de esa medida se le da un nombre u otro:
  • Cañada: la que no supere 90 varas de ancho (75 metros)
  • Cordel: la que no supere 45 varas de ancho (37,5 metros)
  • Vereda: la que no supere 25 varas de ancho (20 metros)
  • Colada: su anchura puede ser variable siempre inferior a la Vereda
Con el tiempo y la pérdida de la trashumancia, los caminos fueron dejando de usarse y en muchos casos los propietarios que lindaban con ellos fueron comiéndole terreno estrechándolos cada vez más. Hoy día, las comunidades autónomas se encuentran desarrollando diferentes acciones de deslinde para volver a recuperar las dimensiones originales de los caminos señalizando mediante balizas el ancho real de cada vía.

Vereda de la Alcaidía-Córdoba, donde se señala el ancho real del camino frente a lo que actualmente se usa
Aunque existe una legislación estatal en materia de vías pecuarias, son las comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos los encargados de su gestión y mantenimiento, siendo habitual que una misma vía que discurra por dos comunidades  presente un estado conservación distinto en uno u otro territorio.
ZONA DE INFLUENCIA FLUVIAL
Todo cauce dispone de una zona de influencia fluvial que se extiende hasta los 100 metros tierra adentro, donde las actividades como la siembra, la construcción y otras labores privadas están sujetas a permisos previos de la Confederación Hidrográfica a la que pertenezca ese cauce.
Dentro de esos 100 metros, los primeros 5 más cercanos al cauce, se consideran Zona de Servidumbre, los cuales están sujetos, entre otras cosas, a: 
" Ley “servidumbres de paso”, “cuando se trate de garantizar el acceso o facilitar el mismo a zona de dominio público de los cauces, para usos determinados, incluyendo los deportivos y recreativos, y, en general, cuantas servidumbres estén previstas en el Código Civil” (Art. 48.2)"
Imagen: Confederación Hidrográfica del Guadiana

Servidumbre de paso en la ribera del Río Guadalquivir a su paso por Córdoba

Es por esto que ningún cauce fluvial en su zona de servidumbre, puede estar vallado para evitar el paso entre fincas, siendo competencia del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente su mantenimiento.
VIAS VERDES
La Red de Vías Verdes Españolas es una iniciativa de la Fundación de Ferrocarriles Españoles a través de la Gerencia de Vías Verdes y Medio Medio Ambiente que trabaja desde hace décadas, en la reconversión de los más de 2500 km de vías en desuso que existen en España, en recorridos cicloturistas y senderistas.
Estos caminos son aptos para todo tipo de usuarios ya que los desniveles suelen ser suaves y progresivos, con lo que hasta para personas con movilidad reducida representa un equipamiento idóneo para realizar actividades. Son viales que están completamente cerrados al tráfico de vehículos a motor, creando una gran seguridad a los usuarios. En la obras de acondicionamiento siempre se contempla la creación de equipamientos secundarios que den soporte al recorrido, como áreas de descanso, fuentes, paneles interpretativos del patrimonio, etc.
En los países del norte de Europa, estos caminos son muy demandados por la gran afición a realizar rutas de varios días en bicicleta. El cicloturismo tiene en las vías verdes su mayor potencial de desarrollo.
Vía Verde de la Campiña Cordobesa
CAMINOS PATRIMONIALES
En este grupo entran por ejemplo los caminos municipales gestionados por los ayuntamientos, los caminos de las fincas forestales públicas, montes comunales, etc. Los cuales pueden coincidir en parte o en su totalidad con alguna vía pecuaria.
Ejemplo: Inventario de Caminos Públicos, Fuentes, Abrevaderos y Alcubillas del T.M. de Córdoba, donde además de inventariar las vías pecuarias se realiza una revisión de los caminos vecinales del término municipal.
Estos caminos, como hemos mencionado antes, pueden estar destinados al libre uso público como para la gestión y mantenimiento de una infraestructura de servicios públicos, para los cuales hace falta solicitar permiso previo a su uso.
Camino público de uso restringido del canal de riego del Guadalmellato - Córdoba (Confederación Hidrigráfica del Guadalquivir)
-Información tomada de: http://nomadasoutdoor.blogspot.com.es/2016/11/tipos-de-caminos-publicos-para.html

domingo, 7 de diciembre de 2014

Así es un fin de semana en El Valle de los Pedroches

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Ven a pasar con nosotros un fin de semana de desconexión total en el Valle de los Pedroches y sus más de 300.000 hectáreas de paisajes, naturaleza, buen comer y atardeceres de película.

¿Te consideras un amante de la naturaleza? ¿Eres de esos que prefieren una casita rural en mitad de la naturaleza a un lujoso hotel de costa? ¿Prefieres una noche en silencio bajo las estrellas al ocio nocturno de las grandes ciudades? ¿Eres más de mochila que de restaurante? Pues muy atento porque tenemos un plan perfecto para ti.

Valle de los Pedroches

En este reportaje viajamos hasta el corazón del Valle de los Pedroches, donde queremos proponerte un fin de semana cargado de paisajes, deliciosa gastronomía y desconexión total.

Valle de los Pedroches

Imagina por un momento el poder despertar en una casita así bajo el único sonido del piar de los pájaros, rodeado únicamente por cientos de encinas y sin ningún edificio construido en kilómetros a la redonda.

Valle de los Pedroches

Suena sugerente, ¿no es verdad? Pues así es como nosotros despertamos en una de las muchas casas rurales que existen en todo el Valle de los Pedroches y desde la que empezamos un fin de semana repleto de naturaleza, paisajes y miradores increíbles que aquí queremos compartir con vosotros.

Valle de los Pedroches 

Un despertar de cine

La mañana comenzó soleada, tranquila, bajo una quietud tan sólo alterada por el sonido de las hojas de
las encinas chocar entre ellas. Un lugar donde respirar relax y sosiego. Paz absoluta.

Valle de los Pedroches

Poder levantarse, abrir la ventana y recibir el frescor de la mañana junto a un paisaje como este es uno de esos pequeños placeres de la vida que a uno le hace sentir vivo.

Valle de los Pedroches

Un maravilloso despertar al que si encima añadimos una señora tostada de aceite de oliva y jamón del valle de los pedroches... en fin, qué os vamos a contar, todavía no hemos ni salido de la casa y apuesto a que ya queréis marchar a este lugar!

Valle de los Pedroches

 

Recorriendo la magia de la dehesa

Con las pilas cargadas, las mochilas preparadas, un poco de agua y las botas de montaña bien amarradas, arrancamos rumbo a las dehesas para descubrir el entorno del Valle de los Pedroches.

Valle de los Pedroches

De las muchas rutas que el entorno nos ofrece, nosotros os queremos proponer un par de rutas preciosas, muy fáciles de recorrer y que os harán descubrir los mejores y más maravillosos paisajes de las dehesas cordobesas.

Valle de los Pedroches

Para el primero de los días de nuestro fin de semana, nosotros empezamos recorriendo los 14 kilómetros que conectan el famoso pueblo de Pozoblanco, donde no sería mala idea que os hicierais con buen embutido ibérico, y el conocido como Santuario de la Virgen de Luna.

Valle de los Pedroches

El camino os resultará súper sencillo, no tiene pérdida alguna, es de ida y vuelta y lo podréis hacer tanto en bicicleta...

Valle de los Pedroches

Como andando, donde tened por seguro de que en todo momento os acompañarán los clásicos paisajes de la dehesa de los Pedroches de los que tantas veces os habrán hablado y que os dejarán con la boca abierta gracias a estampas tan maravillosas como esta.

Valle de los Pedroches

Inmensas praderas de margaritas, vinagrillos, jaras y acebuchales que darán color a las preciosas dehesas y que a cada paso que deis os irán envolviendo en paisajes más y más espectaculares.

Valle de los Pedroches

A medida que avances la quietud de la dehesa poco a poco se irá viendo salpicadas por el célebre cerdo ibérico, que da fama a esta zona gracias al considerado como mejor jamón del mundo.

Valle de los Pedroches

Algún que otro precioso rebaño de ovejas, de esos que parecen posar esperando ser pintados

Valle de los Pedroches

La famosa reina de la leche del Valle de los Pedroches, la vaca lechera, un clásico de la dehesa cordobesa.

Valle de los Pedroches

Y con un poco de suerte y ojo avizor, el ciervo, el gamo o el muflón.

Valle de los Pedroches

El sendero hasta el Santuario de la Virgen de Luna se os hará tremendamente delicioso.

Valle de los Pedroches

Así como las praderas junto a sus encinas que os invitarán a pegaros una señora siesta de esas que renuevan cuerpo y espíritu en la mejor de las camas.

Valle de los Pedroches

O simplemente, a gozar del paisaje bajo la sombra de sus centenarias ramas, dejando a un lado problemas, el estrés de la ciudad, su ruido y alboroto.

Valle de los Pedroches

 

Cardeña y un atardecer inolvidable sobre el agua

Tras la preciosa mañana de senderismo hasta el Santuario de la Virgen de Luna, al que si no queréis no tenéis por que llegar en el caso de que se os hiciera demasiado larga la ruta, volveríamos a Pozoblanco, para tomar un café de media tarde y continuar en coche hasta unos preciosos miradores de la carretera CO-5101 desde donde observar el maravilloso Parque Natural de la Sierra de Cardeña y el conocido como “Valle del rio arenoso”.

Valle de los Pedroches

En esta zona, como veis, el paisaje se hace más abrupto.

Valle de los Pedroches

De las llanas dehesas de encinas pasaremos a pequeños valles enfundados en densos bosques de pino que se perderán en el horizonte encadenando colinas como si de oleaje se tratara.

Valle de los Pedroches

La tarde poco a poco caía y desde allí nos dirigimos hasta el conocido como embalse de las Tejoneras a ver atardecer. Y... ¡qué atardecer!

Valle de los Pedroches

Ya en territorio del Lince Ibérico, dejamos caer el sol frente a las calmadas aguas de la laguna que poco a poco fue tornando a azules a medida que el sol iba apagándose.

Valle de los Pedroches

Sensación de “magia”, esa es la palabra.

Valle de los Pedroches

No hay mejor forma de definir la puesta de sol que allí vivimos, en total y absoluto silencio, frente a Las Tejoneras.

Valle de los Pedroches

 

Noche de estrellas e historias frente al fuego

Tras el ocaso, las estrellas poco a poco comenzaron a brillar en el firmamento. A medida que regresábamos a nuestro alojamiento y nos adentrábamos de nuevo en la negrura de la dehesa, la vía láctea parecía brillar más y más. Ya en la casa, el silencio del entorno era sobrecogedor. Tan sólo algún perro ladrando en la lejanía, alguna pequeña lechuza y el sonido del viento se escuchaban 
 en los alrededores de la casa.

Valle de los Pedroches

Una vez dentro, no dudamos en encender una señora lumbre en la chimenea.

Valle de los Pedroches

Y tras una cena ligerita, las historias y anécdotas comenzaron a salir solas en un salón que poco a poco empezaría a calentarse bajo el calor del fuego donde ya se respiraban ganas de que empezara el día siguiente para seguir descubriendo las maravillas del Valle de los Pedroches.

Valle de los Pedroches

¡De picnic por la Ruta de las Grullas!

A la mañana pusimos rumbo, de nuevo mochila al hombro, para recorrer otro de los senderos más bonitos del Valle de los Pedroches.

Valle de los Pedroches

Es la conocida como Ruta de las Grullas, circular y al igual que la ruta del Santuario de la Virgen de Luna, es de 14 kilómetros y una de las joyas y tesoros con los que nos podemos encontrar en la naturaleza de la comarca de Los Pedroches. Juzgad vosotros mismos.

Valle de los Pedroches

La ruta recorre las proximidades del conocido como pantano de la Colada, donde se puede disfrutar de la mayor concentración de aves que nos podemos encontrar en la comarca de Los Pedroches.

Valle de los Pedroches

Cormoranes, gaviotas, patos anades, garzas, petirrojos, etc merodean la laguna junto con, por supuesto, las grullas, esas viajeras que nos visitan cada año de Noviembre a Febrero.

Valle de los Pedroches

El entorno de la laguna es sencillamente espectacular.

Valle de los Pedroches

Un entorno repleto de suaves colinas de color amarillo que inundaban todo el horizonte y que hacían que el hecho de pasear por ellas fuera casi en una obligación para nosotros!

Valle de los Pedroches

Casi sin darnos cuenta la hora de comer llegó y allí, sobre 2 piedras y la laguna al fondo, enfundamos bocadillo con pan recién hecho de la mañana y un poco de salchichón ibérico de Pozoblanco y pusimos más sabor si cabe a aquel momento. ¡Qué gozada!

Valle de los Pedroches

 

El mar de Los Pedroches y su castillo

Tras el picnic y terminar de recorrer los senderos de la Ruta de las Grullas, cogimos de nuevo el coche para poner rumbo al Castillo de Miramontes, en la localidad de Santa Eufemia, que probablemente es el mejor mirador del valle de los Pedroches.

Valle de los Pedroches

Al llegar al pueblo os advertirán de que la subida es pronunciada y una vez allí ya será decisión vuestra el realizar el ascenso a pie o en coche propio. Nosotros optamos por el coche dado que el atardecer era inminente y nuestra intención era alucinar con las vistas del valle con la puesta de sol desde allí arriba. A medida que subíamos las vistas de la dehesa quitaban el hipo. Un majestuoso mar de encinas se extendía sobre nosotros.

Valle de los Pedroches

Del castillo sólo se conserva la torre del homenaje, el aljibe y parte de la muralla pero aún se puede apreciar el esplendor que tuvo en otros tiempos. El castillo se asienta en una de las cumbres de la Sierra de Santa Eufemia, a 800 metros de altura nada más y nada menos y lo convierte en una extraordinaria atalaya desde la divisar todo el valle de Los Pedroches así como el Valle de Alcudia y parte de Extremadura.

Valle de los Pedroches

El sol poco a poco fue poniéndose y sobre nosotros el cielo fue cambiando de naranjas a azules eléctricos dejándonos sin habla.

Valle de los Pedroches

Sensación de libertad. Naturaleza en estado puro. No hay adjetivos para describir aquel momento tan impresionante.

Valle de los Pedroches

Un momento para reflexionar y admirar la belleza de nuestra tierra. Las dehesas del Valle de los Pedroches es un paisaje especial que desde la primera vez que se contempla emociona sin freno. El silencio reina en este horizonte de colinas suaves, junto al olor del espliego y el manto de madroño, torvisco, coscoja o el brezo.

Valle de los Pedroches

Un silencio de siglos, únicamente alterado por el cencerro de los rebaños, la pisada del cerdo ibérico o la elegante presencia de la grulla.

Valle de los Pedroches

Un silencio que sobrecoge a quien lo transita, unos paisajes que emocionan a quienes lo observan y que desde aquí te invitamos a que descubras dos, tres, cuatro días o el tiempo que necesites hasta desconectar del día a día en un entorno rural que estamos seguros que te enganchará.
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